Obsolescencia programada

Productos fabricados para romperse, incluso durante el periodo de garantía!!

La obsolescencia programada, por increíble que parezca, tiene un punto de partida exacto y un punto final casi exacto. La obsolescencia programada nos obliga a entrar en un ciclo sin fin de consumo y desperdicio, pero se plantean otras vías para salir del ciclo comprar-tirar-comprar.

En diciembre de 1924 se reunieron en Ginebra los principales fabricantes mundiales de bombillas, entre ellos compañías como Osram, Phillips o General Electric. Allí firmaron un documento por el que se comprometían a limitar la vida útil de sus productos a 1.000 horas, en lugar de las 2.500 que alcanzaban hasta entonces. El motivo, claro está, era lograr mayores beneficios económicos. Había nacido el primer pacto global para establecer de manera intencionada una fecha de caducidad a un bien de consumo.

Esto se creó para que el consumidor se viera obligado a adquirir un producto nuevo igual o similar. La mayoría de los productos están “programados para morir”,  y muchas veces cuando estos dispositivos mueren es más económico adquirir uno nuevo que reparar el que ya tenemos.

La obsolescencia programada asegura una gran demanda, por lo tanto las empresas tienen más beneficios y una continua oferta. Esto influye de gran manera en el desarrollo de la economía.

Tenemos tres tipos de obsolescencia:

  1. Obsolescencia de función, este tipo de obsolescencia se da cuando sale a la venta un producto más avanzado, es decir con nuevas funciones.
  2. Obsolescencia de calidad, en este tipo de obsolescencia el producto después de tener cierto tiempo de uso empieza a presentar fallas y un mal funcionamiento.
  3. Obsolescencia de deseo, ocurre cuando sale a la venta un producto más avanzado y las personas cambian el que ya tienen, solo por cuestiones de estilos o moda.

Hoy en día son muy pocos los productos que no están programados para morir, tenemos las bombillas, que se queman cada cierto tiempo y nos vemos obligados a cambiarlas, las impresoras que dejan de funcionar, los cartuchos de tinta que usan las impresoras, los videojuegos, los coches, las baterías y casi todos los equipos electrónicos.

Todos estos productos tienen un tiempo de vida útil determinado por el fabricante, sabemos que los cartuchos de tinta, luego de imprimir una cierta cantidad de hojas se acaban y debemos cambiarlos.

Se dice que los coches fabricados en los años 50 o 60 pueden tener hasta el doble de vida útil de la que tienen los coches actuales, la duración de estos coches no pasa de tres décadas. Un claro ejemplo de la obsolescencia programada lo podemos encontrar en algunas piezas de los coches como los frenos, que después de un tiempo empiezan a perder su capacidad.

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