Cataluña será la primera comunidad en hacer obligatorio el uso de la mascarilla en espacios exteriores, aunque haya distancia de seguridad. Será la primera, si los rebrotes se siguen produciendo, como hasta hoy, no se descarta que otras comunidades autónomos sigan en la misma línea.
La medida adoptada por Cataluña obliga a todas las personas mayores de seis años a llevar mascarilla en la vía pública, en espacios que estén al aire libre y en espacios cerrados que tengan un uso público, independientemente de que se pueda mantener la distancia física e interpersonal. En caso de no llevarla, la sanción será de 100 euros.
El fin de la medida es rebajar al máximo la transmisión comunitaria del virus de la Covid-19, ahora que se permite la libre circulación en un momento que empieza haber más movilidad de personas por las vacaciones del verano, hay re-brotes importantes en marcha y se ha detectado cierta “relajación” en la población de algunas medidas de prevención.
Las mascarillas cumplen dos funciones básicas: proteger a los demás de la potencial contaminación de nuestra saliva y protegernos nariz y boca de la potencial contaminación de la saliva de otras personas. Hasta el momento, la evidencia científica disponible señala que la vía principal de contagio son las gotas respiratorias que expele una persona infectada cuando tose, estornuda, habla o eleva la voz. Esas gotas pueden ir a parar a la cara de alguien que está cerca o la otra persona puede inhalarlas, y potencialmente provocar una infección. Además, estudios recientes han demostrado que hay un porcentaje significativo de personas asintomáticas, que pueden transmitir el virus, y que las personas infectadas pueden contagiarlo antes de mostrar síntomas. Por ello, las agencias de salud defienden que cuando las mascarillas son usadas de forma generalizada por la población pueden reducir la transmisión del virus, siempre junto al uso de otras medidas como el lavado de manos frecuente y la distancia social.